domingo, 11 de abril de 2010

La cultura condiciona como interpretamos las expresiones faciales

La cultura condiciona como interpretamos las expresiones faciales

No significa lo mismo una cara de enfado o de asco para un oriental que para un occidental.

La cultura y el origen geográfico condicionan la manera en la que los seres humanos interpretamos las expresiones faciales, y no es lo mismo una cara de enfado para un occidental que para un asiático, según un estudio científico.

La investigación, elaborada por la Universidad de Glasgow (Escocia) y publicada en la revista "Current Biology", concluyó que las personas de Asia oriental encuentran más dificultades para distinguir entre expresiones porque se fijan sobre todo en los ojos.

Según este trabajo, que pone en cuestión la universalidad del dicho de que "la cara es el espejo del alma", los asiáticos tienden a ver, en mayor grado que los occidentales, sorpresa en una cara de miedo, y asco en una cara que realmente muestra enfado.

El motivo, según Rachael Jack, co-autora de la investigación, es que los individuos de distintos grupos culturales tienden a observar distintas partes de la cara para interpretar una expresión.

Los investigadores comprobaron que los asiáticos tendían a fijarse más en los ojos de la otra persona, mientras que los occidentales tendían a mirar al conjunto de la cara.

El experimento consistió en mostrar a 13 occidentales y a 13 asiáticos imágenes que mostraban siete expresiones faciales: felicidad, tristeza, indiferencia, enfado, asco, miedo y sorpresa.

El movimiento de los ojos de los participantes en la investigación fueron monitorizados para constatar hacia dónde dirigían su mirada, lo que permitió constatar las diferencias en la manera de mirar entre los integrantes de un grupo y del otro.

Jack indicó que "lo que muestra la región del ojo es ambiguo", lo que altera la percepción de quienes se fijan en esa zona y consideró "muy interesante" que la tendencia en esa mala interpretación fuera hacia expresiones socialmente menos amenazantes, es decir, que el miedo se interpretara como sorpresa, pero no al revés.

Los autores del estudio recordaron que esta diferenciación cultural en la manera de interpretar las caras entre occidentales y asiáticos también se ve en los emoticones, los caracteres tipográficos (o caritas) que se utilizan para expresar emociones en internet.

Los emoticones asiáticos ofrecen rasgos mucho más marcados en la parte superior de la cara, principalmente en los ojos, mientras que los occidentales subrayan la parte inferior, sobre todo la boca.

En negociacion, Póngase en el lugar del otro

En negociacion, Póngase en el lugar del otro

El segundo principio para lograr una negociación efectiva es ponerse en los zapatos de la otra parte. La habilidad más importante de un buen negociador es ver las cosas como lo hace el otro.
La negociación es un ejercicio de influencia. Se trata de cambiar la forma de pensar del otro, entonces precisamente hay que empezar por conocer cuál es su forma de pensar.
A menos que se ponga en el lugar de la otra parte para tratar de entender la situación completa, usted no logrará hacer un trato ni resolver una disputa. Y la forma clave es ponerse en los zapatos del otro; lo más importante es escuchar.
Mucha gente cree que los mejores negociantes son los que mejor hablan, pero los mejores negociantes son los que mejor escuchan. Por eso, en cada negociación es fundamental nombrar un vocero que sea bueno para hablar y nombrar también un buen escucha.
Otro aspecto relacionado con ponerse en el lugar del otro es entender su cultura. Y la cultura influye de manera fundamental en el lenguaje, el núcleo del sistema de comunicación. Si usted no puede comunicarse de manera efectiva con la otra parte es imposible que la negociación llegue a buen puerto.

El vil Dinero movilizador.

El vil Dinero movilizador.

Existen enunciados que refieren una importancia del rol del dinero en la estimulación del trabajador, aunque esquivan la obviedad de la acumulación. El Centro Wellcome Trust Center for Neuroimaging del Reino Unido, con sede en Londres, desarrolló un estudio que demostró que al hombre lo motiva a esforzarse la posibilidad de una recompensa económica. Lo novedoso de este escrito yace en que evidenciaron empíricamente la acción de las estimulaciones inconscientes. El trabajo publicado en la prestigiosa revista Science corroboró que el empuje de una persona es proporcional a la cantidad de dinero que desea cosechar. Las pruebas permitieron descubrir un área del cerebro relacionada con la motivación y recompensa, que se activa de manera subliminal y/o instintiva.
Sin embargo, el aspecto monetario no se erige como la única variable, incluso varias encuestas corporativas revelan la trascendencia de otros factores que se imponen sobre el sueldo. Entre los resultados los empleados indican que los motiva la capacitación profesional, un buen entorno laboral, desempeñarse en un puesto acorde a su vocación, amena relación con sus pares, flexibilidad horario y comunicación con los estamentos directivos. Justamente, muchas teorías hablan de lo desmotivador que resulta la falta de feedback o el sentirse dejado de lado por sus jefes. Indudablemente todas las personas necesitan percibirse como componente activos del negocio. ¿Qué hay que llevar a cabo para que esto suceda? Es motivante mantener informado al personal del día a día del negocio, lograr una identificación con la empresa, generar un feedback positivo y formador. Estas pautas generarán un resultado asombroso en las personas, tal cual lo sostuvo el escritor americano Tom Peters “El empleado medio es capaz de levantar montañas, ahora bien, hay que pedírselo y crear un clima favorable para ello”.

Después de Maslow: flexibilidad de horarios y jornadas reducidas

Después de Maslow: flexibilidad de horarios y jornadas reducidas

El grupo holandés Randstad publicó un informe denominado “El Mundo del Trabajo”, del cual se desprende una nueva tendencia interesante. En este trabajo se ha revelado miles de consultas a trabajadores, a partir de las cuales se ha arribado a que las motivaciones laborales han virado de salarios jugosos a una disposición de poder de decisión sobre la flexibilidad horaria. Según el estudio los individuos buscan lograr la posibilidad de elegir el horario, disponibilidad de tiempo libre para realizar cuestiones y actividades personales e incluso bregan (en Europa, claro) por conseguir semanas laborales de cuatro jornadas.
Además en el informe de este holding se habla del tipo de comunicación que eligen los empleados, los resultados indican que la mayoría prefieren informarse a través del correo electrónico, seguido por un numero considerable que opta por la reunión de grupos, quedando relegadas sorprendentemente los encuentros individuales.
En definitiva las acciones de motivación son realmente infinitas, lo más importante pasa por tratar de entender al trabajador, mantenerlo informado, incentivar sus características innatas, valorar y ocuparse desde el área de Recursos Humanos de sus necesidades de crecimiento y contarlo como un compañero en el camino que recorre la Compañía.